La desconexión tecnológica es necesaria de vez en cuando para agilizar nuestra mente. Es innegable que la tecnología nos facilita mucho la vida diaria. Gracias a ella accedemos a gran cantidad de información en segundos, nos entretenemos y hasta hacemos la compra sin movernos del sofá. Sin embargo, precisamente esa facilidad es la que hace que pasemos demasiado tiempo delante de pantallas. Como mencionamos en un post anterior, cuando estamos delante de una pantalla no solemos esforzarnos cognitivamente. Ver fotos en Instagram, leer chistes en Facebook, ver una serie, etc. son actividades que no hacen trabajar demasiado a nuestro cerebro, ya que no requieren una atención sostenida ni el uso de otras capacidades cognitivas superiores. A esto se le une que se tratan de actividades muy agradables para nosotros, lo que resulta potencialmente adictivo.
Los expertos en neuropsicología recomiendan la desconexión tecnológica debido a todos sus beneficios:
Diferentes estudios han mostrado como nos sentimos más infelices tras haber consultado las redes sociales. Esto es porque este tipo de plataformas promueven una visión de la vida poco realista, basada en felicidad y belleza constantes. De este modo, cuando comparamos nuestra propia vida con la, aparentemente, existencia perfecta de los demás tendemos a sentirnos inferiores.
Por otra parte, el hecho de no poner en práctica tan a menudo nuestras funciones cognitivas superiores, como la atención o la memoria, hacen que se atrofien. Seguro que si pasas mucho tiempo delante de una pantalla te has dado cuenta de que luego te cuesta concentrarte en otras tareas que requieren más esfuerzo, como leer. Múltiples estudios han mostrado que un acto tan simple soñar despiertos tiene beneficios para nuestro cerebro. Nos ayuda a fomentar la creatividad y por lo tanto a encontrar soluciones y alternativas originales. Así mismo, estimula un gran número de áreas cerebrales y nos hace sentir más relajados y de mejor humor.
Por todos estos motivos es importante que reservemos unas horas al día dedicadas a la desconexión tecnológica. De esta forma, tanto nuestras funciones cognitivas como nuestras emociones mejorarán.
No tienes por qué irte a un parador aislado para practicar la desconexión tecnológica:
Cuando oímos desconexión tecnológica solemos pensar en un retiro espiritual en un lugar paradisíaco. Nada más lejos de la realidad. Podemos llevarla a cabo en casa, en el transporte público, etc. Simplemente deja de lado durante unas horas esos mensajes sin contestar o la necesidad de refrescar las redes sociales. En su lugar lee un libro, haz ejercicio, mantén una buena conversación o simplemente deja a tu mente vagar.
Si tienes problemas emocionales que te impiden desconectar, no dudes en contactarnos, estaremos encantados de ayudarte.