«Todo el mundo tiene personalidad… por eso cuesta tanto entender este término asociado a trastorno»
El trastorno de la personalidad es un patrón de: pensamiento, afectividad (emociones y sentimientos) y conductas, que se alejan de las expectativas de la cultura por la que se rige el individuo. Esta problemática acostumbra a ser crónica, y genera un marcado malestar en lo social, laboral, u otras áreas del funcionamiento del individuo (DSM-V, 2013). Suele iniciarse en la adolescencia, e implica que la persona sufre distorsiones a la hora de interpretar: los hechos, a sí mismo y a quienes le rodean.
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su Quinta Versión (DSM-V, 2013), los divide en:
Trastorno de la personalidad paranoide:
Son personas excesivamente desconfiadas y suspicaces. Suelen malinterpretar las intenciones de los demás, concluyendo que sus actos o palabras conllevan segundas intenciones (dañinas o perjudiciales). Esto les hace sentirse heridas, y generar rencores infundados.
Trastorno de la personalidad esquizoide
Individuos que no disfrutan de las relaciones sociales (ni ocasionales ni íntimas) con otras personas (por eso eligen actividades solitarias). Suelen tener un grupo de apoyo muy reducido (en algunos casos: inexistente), al que no suelen demostrar afecto.
Trastorno de la personalidad esquizotípica
Con frecuencia, dan muestra de comportamientos excéntricos y de un lenguaje extraño que revela creencias singulares o ideas chocantes (p.ej. creencia en la clarividencia).
Trastorno de la personalidad antisocial
Son personas que transgreden los derechos de los demás, saltándose las normas (sociales y/o legales) debido a su irresponsabilidad, impulsividad y ausencia de empatía.
Trastorno de la personalidad límite
La característica principal está marcada por una destacada inestabilidad en las emociones referentes a sí mismo o hacia los demás. Son personas impulsivas, que se «conocen» muy poco, lo que dificulta sus relaciones personales y la inhibición de comportamientos dañinos para sí mismas.
Trastorno de la personalidad histriónica
Buscan continuamente ser el centro de atención, siendo evidente que sus conductas y diálogos están «teñidos» de un dramatismo no natural (exageración de las emociones).
Trastorno de la personalidad narcisista
Convivir con este trastorno puede llegar a ser exasperante, puesto que el individuo está dominado por una fantasía de grandeza que no se basa en hechos objetivos. Necesitan sentir la admiración de los demás, actuando de manera prepotente si se está en desacuerdo con ellos.
Trastorno de la personalidad evasiva
Evitan situaciones en las que interpreten que van a ser criticados/juzgados. Esto es debido a que tienen un sentido del ridículo patológico, a lo que se suman sentimientos de incompetencia o inadecuación; por lo que evitan contextos o relaciones sociales en las que no estén seguros de ser aceptados.
Trastorno de la personalidad dependiente
Necesitan sentirse reforzados (continuamente) por su entorno, consultando cada decisión y adaptándola al consejo recibido. Suelen ser personas sumisas, que conviven con el miedo a decepcionar y ser abandonadas.
Trastorno de la personalidad obsesivo-compulsiva
Las reglas marcan la vida del individuo, hasta el punto de generar conflicto y/o un gran malestar, si se incumplen o modifican. El perfeccionismo y la tendencia al exceso de trabajo, son dos características fácilmente observables por terceras personas.
Los trastornos de personalidad que generan un intenso malestar (p.ej. trastorno de la personalidad límite), suelen ser diagnosticados y abordados con relativa precocidad; sin embargo, es frecuente que aquellos que pasan más «desapercibidos», no sean diagnosticados y tratados durante toda la vida del individuo.
Si crees que tienes un trastorno de la personalidad, o conoces a alguien que necesite ayuda, ¡queremos ayudarte! Ponte en contacto con nosotros, estaremos encantados de atenderte.
«No hace terapia quien tiene problemas (problemas tiene todo el mundo), hace terapia quien quiere solucionarlos» (anónimo).