«Defecto: toda virtud puede ser un defecto y viceversa»
El defecto no sólo depende de la visión del que juzga, sino del contexto.
Está claro que no somos perfectos, es más, no existe el ser humano «ideal».
Hoy quiero hablar del «defecto» y la «virtud» en función del contexto.
Esto es algo que trabajo mucho con los pacientes, ya que su «yo ideal» suele estar reñido con su «yo real» y no aceptan esa diferencia.
Indiscutiblemente, alguna gente necesita cambiar, por lo que este artículo no está dirigido a ellos, sino al ser humano imperfecto que somos todos.
Si hay algo que resulta recurrente en consulta, es que los supuestos «defectos» están maximizados.
Por ejemplo: una paciente acude a consulta refiriendo que no es lo «suficientemente buena» en su trabajo. Cuando se ahonda un poco, los esquemas rígidos de pensamiento afloran: o es perfecta o es mala profesional.
Si utilizamos categorías tan dispares como «perfecta» o «mala profesional», como «buen trabajo» o «mal trabajo», difícilmente encajaremos en la etiqueta perfección, pues NADIE es perfecto.
Entonces, esa paciente tenderá a infravalorar su trabajo, porque aunque sea excelente, no fue perfecto.
Esto, a la larga, la llevará a generar la creencia interna de que no es lo «suficientemente buena» y a sentirse insegura.
Por otro lado, volviendo a la temática que compete a este artículo: el defecto depende del contexto.
Para hacer más ameno el artículo, me centro en ejemplos representativos:
-
Ser despistado/a:
Este supuesto «defecto», no lo es tanto si tenemos en cuenta que el «despistado» suele serlo (siempre que no exista trastorno), porque tiene un mundo interior rico en pensamientos.
A la hora de trabajar, sería un defecto si quisiera ser «controlador aéreo», pero no le impediría ser un gran creativo.
-
Desordenado/a:
En el ámbito laboral, un reponedor no puede ser caótico, pero una abogada que disponga de secretario, podría permitirse ser desordenada (hasta cierto punto, claro está) y no supondría un defecto.
-
Poco cariñoso/a:
Existen múltiples lenguajes de expresión de amor: ser servicial, ser detallista, pasar tiempo de calidad…
Esta cualidad sería una virtud para alguien que tenga que trabajar en un entorno con poco contacto físico.
-
Parco/a en palabras:
Supondría una virtud para un vigilante de seguridad nocturno y un defecto para un psicólogo.
-
Perezoso/a:
En el hogar, mientras se regule, no tendría porqué suponer un defecto. La persona perezosa puede disfrutar haciendo poco (virtud), pero en el trabajo, supondría un claro defecto.
-
Excesivamente servicial:
En cualquier trabajo, se agradece el compañerismo (virtud), pero si no se regula, la persona puede ser esclava de los demás (defecto).
-
Honesto/a:
Es una virtud cuando el interlocutor pide sinceridad, pero puede ser un defecto si la otra persona sólo quiere desahogarse, no escuchar opiniones ajenas.
Como hemos visto, el contexto es fundamental para catalogar si una etiqueta supone o no una virtud.
Es importante que la persona se regule en aquellos contextos en los que el defecto supone una desventaja desadaptativa.
No obstante, también ha de aceptar ambas etiquetas (mientras no supongan un problema), como parte de la naturaleza humana.
De lo contrario, la autoestima se verá mermada y esto será fuente de insatisfacción con uno/a mismo/a.
«Quiérete y quiérete bien, en todo tu conjunto»
Si necesitas ayuda para mejorar tu autoestima, ponte en contacto con nosotros, estaremos encantados de ayudarte: http://psica.net/contact/