«No existe una forma correcta de afrontar la cuarentena»
La cuarentena es una situación excepcional para la que no estábamos preparados. Es totalmente lógico que, ante una primera vez, surjan dificultades en la gestión emocional.
La población ha recibido multitud de pautas y consejos sobre cómo afrontarla. No obstante, en algunas personas esto ha creado una especie de «presión» por hacerla «bien».
Habría que preguntarse: ¿qué es hacer bien una cuarentena? difícilmente obtendremos una respuesta unitaria.
Sin embargo, sí sabemos qué es hacerla mal:
La respuesta es básica y simple: presionarse en exceso. Previo a la cuarentena, todas las personas teníamos una serie de tareas pendientes.
Algo que he visto como psicóloga estos días, es que muchas personas se sienten culpables si no las realizan, las posponen, o las llevan a cabo con mayor lentitud.
La presión por hacer, estando aislados, es contraproducente. Las tareas laborales son obligatorias, hay que hacerlas. Pero si la presión proviene de actividades de ocio y no apetecen (p.ej. leer, hacer un curso, escribir, etc.), no existe necesidad alguna de forzarse.
La regla es clara: «hacer lo que te haga sentir bien, para pasar la cuarentena lo mejor posible».
El problema está en que la mayoría de la gente divide las tareas en dos grandes grupos: de provecho Vs vacías/superficiales.
Estas categorías no corresponden con la realidad, p.ej.: si una persona está durmiendo más de lo habitual (y no tiene emociones relacionadas con estados anímicos patológicos), es señal de que su cerebro necesita descansar.
Quien se dedica a ver series o películas, quizás necesite desconectar. ¿Es una tarea vacía? En absoluto. Mediante el cine accedemos a personajes que nos hacen: sentir, emocionarnos, ver la vida desde otras perspectivas y aprender mediante modelado.
A quien le guste escuchar música, realmente está cambiando su estado anímico o desahogando el mismo, utilizando el sonido. Creo que en estos tiempos, es necesario canalizar las emociones y gestionarlas. No considero nada inútil esta estrategia.
Lo mismo sucede con los vídeos de youtube, que sacian curiosidades, transportan a otros lugares y, si son cómicos, generan estados internos de alegría.
En cuanto a los videojuegos, evidentemente hay que controlar su exposición, pero tampoco se trata de prohibirlos.
Al jugar, la persona está en un entorno donde siente que corre, supera obstáculos, explora territorios… precisamente todo aquello que ahora mismo no puede hacer. Quizás sean una puerta a la sensación de libertad (repito, bien gestionado).
Las anteriores tareas están igual de justificadas que: leer, ordenar, limpiar, cocinar, etc. Simplemente, cada persona ha de encontrar su «forma».
En cuanto a vestirse y llevar una rutina parecida a la del día a día; de nuevo, dependerá de la persona. Habrá gente que agradezca poder estar en pijama más tiempo del habitual, y otra a la que no arreglarse le afecte al estado de ánimo.
Si eres del primer grupo, no te sientas raro por no seguir la pauta; si te encuentras en el segundo, arréglate y no te dejes ir, o tu estado anímico empeorará.
Respecto a la relajación, volvemos un poco a lo mismo. Algunos se relajarán escuchando audios de imaginación guiada, haciendo mindfulness y/o practicando relajaciones especializadas; mientras que a otros no les funcionará o necesitarán combinarlo con cardio y/o entretenimiento.
De nuevo, la regla aquí es conocerse, actuando en consecuencia para estar lo mejor posible, dentro de un escenario ya de por sí desagradable.
A los padres/madres, deciros que es normal que estéis cansados, los menores agotan. Todos están en vuestra misma situación, y eso no os hace ni mejores, ni peores padres/madres, simplemente os convierte en humanos.
Es importante que también os deis espacio para descansar, y que el menor juegue solo o con sus hermanos. Cuando los niños se aburren y tienen que jugar solos, enseguida buscan la forma de salir de ese estado inventándose juegos.
Esto es parte del desarrollo de la creatividad. Al fin y al cabo, normalmente es el adulto el que es creativo por ellos.
Otra recomendación muy escuchada es la de: «mantenerse optimistas, manejando los pensamientos». Es un muy buen consejo, que debería llevar a cabo todo el mundo.
No se refiere a verlo todo de color de rosa (el positivismo barato no es efectivo, porque no es realista), sino a ser objetivos con la situación y no catastrofizar en exceso, tratando de desconectar sin olvidar que el confinamiento es pasajero.
No obstante, es muy fácil decirlo, pero para algunas personas (p.ej. con trastorno de ansiedad no tratada, depresión, situaciones laborales difíciles, etc.), muy difícil de llevar a cabo.
A ellas les recomiendo que inicien terapia vía online, porque aprender por su cuenta a manejar la desregulación previa y/o resultante, es sumamente difícil.
Al resto, deciros que es natural sentirse vulnerable: agobiado, con miedo, irritable, etc. fluctuando entre diferentes estados de ánimo. Forma parte del «proceso» de la cuarentena.
Si necesitáis apoyo temporal, también estará bien pedirlo. Dependerá, como versa este artículo, de las necesidades de cada uno/a.
Por último, evita la sobreinformación (estar continuamente leyendo/viendo noticias sobre la pandemia) para poder darle un respiro a tu cerebro.
Resumiendo: ¡si te conoces, sabrás cómo funcionas!
No debemos generalizar, creando frustración y culpabilidad en personalidades exigentes a las que no les apetece rendir al nivel «recomendado».
«Aquello que te sirva, estará BIEN»
Si necesitas ayuda y quieres trabajar para favorecer tu bienestar, estaremos encantados de conocerte.
Ofrecemos sesiones online, con posibilidad de continuarlas online o presencialmente tras la cuarentena.
¡Ánimo a todos/as!