«El tipo de autoestima va a condicionar las relaciones personales, laborales y familiares.»
La autoestima se define como el valor emocional que le damos a las características personales que interpretamos que tenemos.
En la infancia, los niños no tienen la misma capacidad de introspección que los adultos, por lo tanto, en las primeras etapas evolutivas, el niño construye su autoestima en base a la descripción que dan de él los adultos.
Si a un niño se le repite constantemente que «es malo» en lugar de expresar «estás haciendo algo mal», el desarrollo de su autoestima se verá mermado.
Resumiendo, existen dos tipos principales:
-
Autoestima externa
Es aquella que proveen terceras personas, esto es: padres/madres, maestros/as, pareja, amigos/as, etc. Un exceso de alabanza en la infancia dará como lugar adultos frustrados que necesitan que los demás les halaguen constantemente para reforzar su autoestima. Les costará construir una autoestima interna bien regulada.
-
Autoestima interna
Tiene que ver con el autorrefuerzo, con la reflexión acerca de las habilidades y características personales. Se utiliza cuando la persona se motiva y refuerza (p.ej. «qué bien me ha salido la presentación»).
Una combinación equilibrada de ambas tipologías da lugar a una buena autoestima, esto es: la persona no depende en exceso de la alabanza de los demás, porque su «voz interna» le sirve de base para mantener un estado emocional adecuado.
La autoestima puede y debe regularse. La interpretación que tenemos de nuestras capacidades influye, entre otras circunstancias, en:
- La confianza que se tiene en la pareja: p.ej. miedo al abandono por sentirse inferior.
- El estrés en el trabajo: p.ej. la persona puede sentir que no rinde lo suficiente, o que su trabajo no es lo suficientemente «perfecto».
- El desempeño académico: p.ej. abandonando tareas difíciles por sentirse «tonto/a».
- Las interpretaciones personales: sentirse atacado en exceso Vs no sentirse digno de la atención de los demás.
- Otras.
En ocasiones, la autoestima baja se circunscribe a un sólo ámbito (p.ej. emocional o en pareja), que necesita ser trabajado.
Por otro lado, trabajar en la autoestima no significa llegar a «creerse el mejor», sino ver con perspectiva la realidad de las capacidades de uno/a mismo/a. En el proceso también habrá que averiguar si la interpretación del paciente es real (y habrá que trabajar en cambiar conductas para adecuarse a quién quiere ser) o se trata de una autoestima baja; también se evaluará si, por el contrario, la autoestima es excesivamente alta (cree poseer más capacidades de las que se tienen).
Potenciar significa mejorar: la calidad de vida, las relaciones con uno mismo y, por lo tanto, con los demás.
«Si tu autoestima mejora, cambias tu relación con el mundo, ese que desperdicias creyéndote inferior.»
¿Quieres que te ayudemos en el proceso? Contacta con nosotros, ¡estaremos encantados de atenderte!