«Los científicos determinan que los efectos del desamor, son similares (con distinta intensidad) a los del síndrome de abstinencia»
La ruptura sentimental, nunca es una decisión fácil. Los miembros de la relación han invertido tiempo y esfuerzo (compensado Vs descompensado) en construir un futuro juntos. Por eso, antes de tomar una decisión definitiva, las dudas se apoderan de los pensamientos de la persona, nublando su juicio y desdibujando el camino hacia la resolución.
Por ello, es importante conocer qué factores pueden inclinar la balanza hacia la reconstrucción de la pareja, y cuáles desvían la misma hacia la ruptura:
Luchar por la relación:
- Decisión de ambos miembros: las dos unidades que conforman la pareja han decidido, voluntariamente (sin presiones, ni chantaje emocional), que les compensa trabajar aquellos aspectos que les han alejado o causado malestar.
- Actitud: durante la recuperación del equilibrio emocional compartido, ambas personas han decidido aportar, esto es: aprender cuáles son sus necesidades y las de la otra persona, para tratar de adaptarlas, favoreciendo el vínculo.
- Aceptación: pese a adaptarse a las necesidades (propias y comunes), existen determinadas «líneas rojas» o comportamientos, que la persona no quiere cambiar. Ambos conocen cuáles son esos límites, y están dispuestos a aceptarlos.
- La base: los dos (individualmente) son conscientes del amor que sienten hacia su pareja, independientemente de su naturaleza o transformación: amor romántico (intimidad+pasión), amor de compañía (intimidad+compromiso) o amor fatuo (compromiso+pasión).
- Aprendizaje: en ocasiones, las emociones desagradables (p.ej. tristeza) son vistas como emociones «negativas», cuando, en realidad, son señales internas que nos indican que algo falla. En el proceso de reconstrucción, ambos elementos tienen que aprender a gestionar las emociones que emerjan durante el cambio de estado de la pareja.
- Respeto: si este se ha perdido, debe ser reestablecido mediante límites claros y bien definidos.
- Cooperación: tiene que existir una predisposición a colaborar en la reunificación y, sobre todo, deben abandonarse los reproches y las competiciones sobre quién es más o menos culpable de la situación actual.
Romper con una relación:
- Miedo: el principal motivo por el que uno o ambos miembros de la pareja continúan juntos, es el miedo al cambio. La costumbre les resulta certera, buscando seguridad a costa del bienestar.
- Desamor: se siente que la otra persona es una carga, en lugar de alguien especial que suma y enriquece.
- Contacto físico: desaparecen las ganas de compartir intimidad (p.ej. miradas, besos, caricias, sexo…).
- Comunicación: no apetece contar novedades, acudiendo a otras personas para desahogarse y desahogar las victorias y aprendizajes.
- Competición: en lugar de actuar como un equipo, el rencor, la ira y la decepción, se activan constantemente produciendo batallas campales en las que los dos salen perdiendo.
- Tóxico: el chantaje emocional y la presión se utilizan para mantener al otro en la relación, priorizando el deseo de uno, por encima del bienestar del otro.
- Cansancio: aparece un sentimiento de fatiga, por el que uno o ambos componentes, no están dispuestos a adaptar sus necesidades para reavivar la pareja.
- Malos tratos: existen límites no permitibles, entre ellos la negligencia física y psicológica.
Recuperar la «chispa», ¡es posible!, así como también la intimidad y el compromiso; Sin embargo, supone responsabilizarse del tiempo y esfuerzo que es necesario aportar.
«Amor no es sólo mirarse el uno al otro, es también mirar en la misma dirección» (Antoine de Saint-Exupéry)
Si necesitas ayuda para superar una ruptura o queréis trabajar en vuestra relación de pareja, contactad con nosotros, estaremos encantados de atenderos.