«A nadie se le ocurriría tener un dolor físico y no consultar al médico de cabecera; entonces… ¿por qué si padezco malestar emocional no acudo a psicoterapia?»
Solemos poner el siguiente ejemplo: cuando una persona se presenta en el médico con una infección de garganta, se le receta el antibiótico y en unos días está recuperada. Por desgracia, la psicoterapia no es tan rápida, pero sí igual de efectiva.
Es entendible la desconfianza que suscita la psicología, y nuestra explicación a la misma es la siguiente:
- Es una ciencia «joven» con múltiples teorías que hasta hace (relativamente) pocos años no podían ser contrastadas (no se contaba con un método científico que determinase qué tratamientos eran efectivos y cuáles no). Esto hizo que la psicología no ayudase a algunos grupos de personas, y el boca a boca «negativo» se extendiese. Esta situación ha cambiado, y los pacientes se benefician de tratamientos eficaces basados en la evidencia científica. Si comparamos la evolución de las diferentes ciencias, veremos como a todas les sucedió algo parecido (p.ej. la medicina: previamente al descubrimiento de la penicilina, los médicos poco podían ante determinadas infecciones bacterianas). Es frecuente que los pacientes verbalicen que, cuando acudieron por primera vez a psicoterapia, no creían que el psicólogo les fuese a ayudar (sólo lo hacían «por probar»), y finalmente les resultó tan enriquecedor que recomiendan el proceso a muchos de sus allegados (parece que actualmente estamos en la era del boca a boca «positivo»).
- Utiliza términos comunes y entendibles (p.ej. emociones, ansiedad, tristeza, etc.); sin embargo, la jerga médica es notablemente más complicada, lo que en el imaginario popular le proporciona (inconscientemente) una cierta categoría o status («para ser médico hay que aprenderse términos difíciles y los psicólogos utilizan un vocabulario más sencillo»). Esto hace que la gente piense que el psicólogo se expresa sin tener unas metas prefijadas como telón de fondo, y que se escuchen frases como: «comparto tu profesión, soy camarero, osea: el psicólogo de media clientela». Este artículo no pretende ser una competición de dificultades académicas (la medicina es una carrera difícil y vocacional), sino tratar de entender porqué la psicología está tan desprestigiada cuando es la encargada del bienestar psicoemocional, mientras la médicina disfruta de tanto prestigio (en nuestra opinión: merecidísimo) cuidando la salud física y psicofarmacológica.
- La asociación «ir al psicólogo = motivo de vergüenza y/o no poder afrontar uno mismo sus problemas y/o pensarán que estoy loco»: estos pensamientos se están extinguiendo (especialmente entre las generaciones de los 20-40 años). Actualmente, ir al psicólogo se asume como un proceso natural para adquirir herramientas imperecederas que mejoran la calidad de vida.
- Motivo económico: esto hace que muchos pacientes piensen que los psicólogos son unos charlatanes que cobran por «parlotear» y son vistos como «chupócteros» económicos. La realidad es que la psicología, al igual que la medicina, es una carrera vocacional. Nos mueve el deseo de ayudar a la gente. No obstante, apenas hay plazas en el servicio público, por lo que nos vemos obligados a desarrollar nuestra profesión atendiendo a los pacientes de forma privada. En Psica conseguimos que el paciente saque el máximo rendimiento a la terapia, ahorrando tiempo y dinero. En este sentido, el feedback que recibimos de nuestros clientes es muy positivo, recalcando que la inversión ha merecido la pena (han adquirido herramientas que le servirán a lo largo de todo el ciclo vital).
- Malas experiencias: algunas personas se topan con un profesional pésimo y generalizan su experiencia a todo un colectivo. Como en todas las profesiones (sin excepción), hay profesionales de categoría y trabajadores mediocres. Nosotros creemos que en nuestro campo existe un porcentaje mucho más elevado de buenos profesionales, que de trabajadores incompetentes.
- Otros.
ASÍ QUE, POR FAVOR, APROVÉCHATE DE NOSOTROS SI…
- Sientes que no eres capaz de gestionar tu malestar emocional, por mucho que lo hayas intentado de diversas formas. Quizás te falte alguna por explorar, y podamos guiarte para encontrarla.
- Sabes cuál es la causa de tu problema, pero no cómo ponerle solución. A veces, conocer el desencadenante, no proporciona el alivio que uno necesita.
- Deseas saber qué te sucede y no eres capaz de ponerlo en palabras.
- Quieres aprender a comunicarte asertivamente y/o sientes que necesitas entrenar tus habilidades sociales.
- Tienes un trastorno psicológico (p.ej. de la personalidad) y necesitas aprender a manejarlo o mejorar en su gestión. En ocasiones, la medicina (psiquiatría) y la psicoterapia son indispensables y van de la mano.
- Estás cansado, frustrado, inseguro, triste, etc.,¡vamos a evitar un problema mayor!
- Te encuentras bien anímicamente pero quieres trabajar determinados rasgos de tu personalidad (p.ej. el perfeccionismo).
- Existe un problema de pareja y queréis trabajar para solucionarlo.
- Necesitas orientación familiar y/o psicoeducativa, tenemos la formación adecuada para guiarte.
- etc.