Sabemos cuáles son los síntomas del ataque de pánico, pero… ¿por qué se producen?
El cerebro primitivo (el de nuestros primeros antepasados), activaba dos respuestas básicas e imprescindibles para la supervivencia de la especie: lucha o huida. Si el peligro podía afrontarse, se peleaba por sobrevivir; en caso contrario, se escapaba buscando un lugar seguro donde refugiarse.
Esas áreas del cerebro primitivo, también las poseemos los seres humanos actuales. Por lo tanto, cuando nuestro cerebro interpreta que nuestra supervivencia peligra, las activa.
Corazón acelerado
Supongamos que vivimos en el paleolítico y nos encontramos con una «tribu» desconocida que quiere atacarnos, ¿qué necesitaremos para sobrevivir? Ser más rápidos que ellos. Para lo que necesitaremos que nuestras piernas obtengan la energía necesaria para correr velozmente. Para ello, nuestro corazón se acelerará y latirá más fuerte, irrigando las extremidades. Hoy en día, si nos atracasen con un arma blanca, nuestro corazón también se prepararía para correr (aunque no lo hiciéramos).
Vómitos
Si nos persigue un peligro, lo menos importante para el organismo es realizar la digestión. Por lo que la cantidad de jugos gástricos variará o, incluso, si supone un impedimento para la huida, se expulsarán (vómito). Cuando el organismo regresa al equilibrio (una cierta tranquilidad), el estómago se irrita porque las paredes del estómago tienen que volver a albergar el nivel previo de jugos gástricos, y el estómago no se encuentra del todo «preparado».
Respiración acelerada
Esta explicación está relacionada con la del corazón. Nuestras extremidades necesitan oxigenarse con la suficiente rapidez como para responder con urgencia. El cuerpo «sabe» que hay un peligro del que alejarse, con lo que exige más «combustible». Es como cuando se practica el «running» , sólo que en este caso es una preparación previa para una acción rápida.
El problema no es activar el pánico (respuesta natural que ayuda a sobrevivir al individuo), la dificultad es el ataque de pánico: si no existe un peligro real, ¿por qué mi cerebro lo interpreta como tal?
Si necesitas ayuda para averiguarlo y manejar tu pánico, sabemos cómo enseñarte a gestionarlo. Ponte en contacto con nosotros, estaremos encantados de atenderte.
«El pánico no es un síntoma de debilidad, sino una alarma que nos indica que algo no funciona» (anónimo)
